| "Señores Diputados:
Señores:
El voto de los pueblos me llama a ejercer la Presidencia de la República en el período de cuatro años que hoy empieza.
Puesto es este tan honroso como difícil. No he aspirado a él, y lo acepto sólo por corresponder a la confianza de mis conciudadanos.
He jurado cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes de la República; solemne promesa, síntesis la más completa que puedo presentar de mi programa de gobierno.
Si gobernantes y gobernados interpretan y aplican con sinceridad y rectitud los principios de la Constitución y las disposiciones de la ley, habrá orden y libertad, paz y progreso en los pueblos.
No me satisface oír la proclamación de buenos principios; admiro a los hombres que los saben practicar.
El espíritu público ha despertado en Costa Rica. Los pueblos conocen ya sus derechos políticos y muestran decisión y energía para su ejercicio.
Estos pueblos tienen como carácter distintivo el amor al orden, el respeto a la ley y a la autoridad. Nada falta para que se realice en nuestra Patria, ordenada y pacíficamente, la República democrática.
La libertad de la prensa, estatuida por la Constitución, puede decirse que es ya un hecho entre nosotros. Yo cuento con esa poderosa palanca del progreso moderno, y espero que ella sea para siempre garantía inalterable de nuestras instituciones.
Todos los Gobiernos de Costa Rica, sucesivamente, han trabajado más o menos en la obra del progreso; y los mismos adelantos alcanzados exigen de la Administración que hoy se inaugura, mayor laboriosidad.
Nuestra Carta Fundamental necesita reformas; no en realidad para definir nuevos derechos, sino más bien para garantir mejor los ya establecidos.
La obra de codificación emprendida por los dos Gobiernos anteriores, con aplauso general, aún no está completa.
La Administración de Justicia, en lo criminal, hace indispensable la construcción de una penitenciaría en las condiciones que recomienda la ciencia moderna. Sin ese elemento, no puede realizarse el objeto principal de la pena:- la ehabilitación moral del penado.
El país necesita aumento de vías de comunicación, para habilitar nuevas tierras; para obtener mayor caudal de productos agrícolas, facilitar su trasporte y hacer barata la subsistencia.
En el país faltan brazos: es indispensable la inmigración; y ahora que está próxima a entrar en servicio la línea férrea al Atlántico, y en perspectiva otra al Pacífico, es el momento de prepararse para promover, organizar y proteger el movimiento inmigratorio.
La instrucción pública es un asunto de la más trascendental importancia: en él trabajó con empeño la Administración del Licenciado Soto. Yo acepto y aplaudo muchas de las mejoras introducidas; pero no estoy satisfecho del todo de la obra: ella necesita modificaciones que la harán simpática a la mayoría de la Nación, sin perjudicar los principios de la verdad en libertad. En política, como en religión, el fanatismo es retroceso, y debe ser evitado.
En la enseñanza, y en todo, las disposiciones que no son prácticas, son malas.
Se presenta en lo exterior un asunto de no menor importancia:- la Unión Centroamericana. Ese pensamiento, ideal de los verdaderos patriotas, se agita hoy en estas cinco Repúblicas, y se realizará, sin duda, en época no lejana. Es preciso desvanecer la mala impresión producida contra esa idea por algunos falsos apóstoles de ella; es indispensable preparar las instituciones y el espíritu de los pueblos, a fin de que la unión que se haya de verificar sea eficaz y estable, por su cordura y sinceridad.
Para esos trabajos y los demás que vaya recomendando el progresivo desenvolvimiento moral y material del país, aceptaré con gusto el auxilio de la prensa, el consejo y colaboración de todos los hombres que se interesen por los verdaderos principios de libertad, por el efectivo progreso de la Patria, sin distinción de credos o colores políticos.
Vos, señor Designado, volvéis a la vida privada, después de haber llenado vuestros deberes para con la Patria, en circunstancias bien difíciles por cierto. Por eso Os felicito cordialmente.
Yo también siento fuerte impulso hacia la vida privada, y no salgo de ella, como dije al principio, sino por corresponder a la confianza de los pueblos.
Será mi mayor anhelo llegar al término de mi período y volver a confundirme entre mis conciudadanos, dejando afianzadas las instituciones democráticas, impulsado el progreso moral y material de la Nación, y el Poder en las manos de la persona que designe libremente el sufragio popular." |